Miguel Badillo
• Emergencia nacional por la pobreza extrema
• Son 20 millones de mexicanos sin alimentos
• Corrupción y negligencia de gobierno federal
El escenario fue monumental; impresionantes pantallas gigantes como en el mejor espectáculo; derroche de recursos económicos con dinero público; el único problema es que el gobierno federal panista presentaba así imágenes desgarradoras de la miseria extrema que hoy como nunca lacera al país. Todo el show preparado para Ernesto Cordero, amigo de Felipe Calderón y secretario de Desarrollo Social, principal responsable de combatir la pobreza y quien desde enero de 2008 nada ha hecho para disminuirla.
El titular de la Sedesol hizo su aparición en medio de las cifras que confirman que México cada día es más pobre y sus habitantes miserables. La reacción del gobierno vino después de que varios organismos multinacionales, como la Cepal y la OCDE, advirtieron sobre las estrategias fallidas en este sector, y el representante del gobierno panista tuvo que reconocer y aceptar que suman 20 millones de mexicanos en pobreza extrema, es decir que no tienen qué comer, dónde vivir, qué vestir, dónde estudiar y mucho menos centros de salud y medicinas para curarse de las muchas enfermedades que los invaden.
Cuando Cordero dijo que los mexicanos en pobreza extrema habían aumentado de 14 millones a 20 millones de mexicanos, es decir uno de cada cinco mexicanos, se esperaba que el dramático anuncio fuera acompañado de un plan urgente de emergencia nacional, en donde se involucrara algo así como el Plan DNIII que el gobierno instrumenta cuando hay un desastre nacional, o tal vez anunciar una campaña en donde participaran gobierno, empresarios, sindicatos, organizaciones sociales y la sociedad en su conjunto, para contrarrestar este grave problema que le cuesta la vida a millones de personas. Pero no, sólo cifras, pronunciamientos y promesas gubernamentales. Esas 20 millones de personas muriéndose de hambre tendrán que esperar para que lleguen por primera vez los miles de millones de pesos que el Congreso de la Unión destina al combate a la pobreza y sus apartadas comunidades.
Sin embargo, para la administración calderonista el contexto no tuvo la menor importancia y así, teatralmente, se montó una representación que habla de lo pobres, del supuesto apoyo del gobierno federal y de lo felices que son con esas políticas asistencialistas.
El escenario no podìa ser mejor: la imagen en el Centro Banamex, en donde la Sedesol intentó recrear un cónclave contra la pobreza con personajes como Carlos Slim y Claudio X. González entre la audiencia, y trajo a la memoria los caminos inaugurados por el PRI para catapultar a sus candidatos para la Presidencia de la República. Fue de hecho desde la Sedesol que el mal logrado Luis Donaldo Colosio logró llegar a la candidatura del PRI para la Presidencia.
En medio del espectáculo, Cordero reconoció, sin embargo, que México ha regresado a los niveles de pauperización de 2005, y acertó a reflexionar que con más empleos se reduciría la pobreza. Gran ecuación resolvió el casi doctor Cordero.
En el encuentro “Por un México sin pobreza”, el secretario usaban un micrófono como el que usa la cantante Madonna en sus espectáculos, y allí aseguró que la crisis hizo que la lucha contra la pobreza se perdieran dos años, los mismos que ék ha estado al frente de la Sedesol. No habló de las razones ni de los culpables, por supuesto, tampoco de los miles de millones de pesos que nunca llegan a los más pobres porque se quedan en la estructura burocrática administrativa o simplemente son desviados de su origen sin que alguien investigue o denuncie el delito de peculado. Eso es de lo que no hablan los mediocres funcionarios panistas encabezados por su líder Felipe Calderón.
Sorprendió también que el propio representante de la Oficina de Investigación de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas (PNUD), Rodolfo de la Torre, se uniera al reparto panista y afirmara que de manera contraria a lo que sucedía en otras épocas, ahora la pobreza se ha recrudecido, con más de la tercera parte de los pobres en estados como Veracruz, Chiapas, Estado de México y, por supuesto, el Distrito Federal, en donde la marginación aumentó 14.2 por ciento, mientras que en el resto del país el porcentaje es de 3.4 por ciento. Casualmente se trata de estdos gobernados por la oposión, PRI y PRD, como una forma de justificar que la pobreza también se da en regiones que no son gobernadas por el PAN.
Pésima maniobra calderonista para tratarse de quitarse un peso de encima, y para ello De la Torre se dejó utilizar, pues lo que parece desconocer Calderón es que la pobreza extrema se ha extendido a toda la República, no hay un solo estado que no tenga este problema, así que no se trata de quien gobierna qué o dónde, pues es responsabilidad de panistas, priistas y perredistas, y de todos los gobernantes, combatir la pobreza extrema y aquí nadie se salva.
Y en línea con lo que parecía un gran espectáculo, De la Torre cayó en la trampa y aseguró que México ha tenido grandes logros en esta materia, superiores, incluso, a los de China, cuando se redujo el número de mexicanos que sobreviven con menos de 1.25 dólares por día.
¿Será cierto? o ¿Acaso será que los encuestadores del INEGI y de la Sedesol simplemente no llegan a las montañas, a las cañadas, a los pantanos y a la sierra en donde millones de mexicanos esperan por una respuesta? Puedo asegurarles que no y que más de un funcionario de la Sedesol, como lo confirmamos, ignora su existencia y por esa misma razón son estos mexicanos los que están fuera de los programas de apoyo del gobierno federal.
El problema en México, definitivamente, es que la política contra la pobreza se ejerce desde los escritorios y el trabajo de campo es escaso.
Ahora, la crisis financiera y económica que azota al mundo desde 2007 se ha convertido en la excusa perfecta para justificar el gran fracaso del gobierno panista en este rubro.
¿Cómo es posible que México registre estos niveles de pobreza cuando precisamente entre 2005 y 2007 el país recibió, si acaso no miente también la Secretaría de Hacienda, más de 100 mil millones de dólares por concepto de los excedentes del petróleo? ¿A dónde fue a parar ese dinero? Sabrá algo Vicente Fox, su mujercita y sus hijitos los Bribiesca quienes tengan algo que ver. No lo sabemos, pero lo que sí podemos confirmar es que no se destinó a mejorar la calidad de vida de millones de mexicanos.
Y la respuesta, como lo dijo el propio secretario Cordero, está en la creación de empleos. ¿Entonces para qué sirven las políticas asistencialistas? Hace apenas unas semanas el exdirector general del IMSS y ahora funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Santiago Levy, ofrecía una respuesta: las políticas asistencialistas como el Seguro Popular simplemente han servido para alentar la informalidad. Nosotros agregaríamos: también para acrecentar el capital político de los gobiernos que lo han impulsado y, por supuesto, padar dar contratos a amigos y cómplices, además de desviar recursos públicos. Si alguien lo duda basta sólo un dato, el responsable de ese programa en el gobierno de Vicente Fox fue inhabilitado 10 años por corrupción, irregularidades administrativas, abuso de poder y desvío de recursos.
Y así lo refrendó Cordero, miembro del club calderonista, al convertirse en el show man de una tarde con los pobres vistos en pantalla gigante. El político panista, que desde la Sedesol aspira a ser el candidato a la Presidencia de la República, encabezó un espectáculo en el que tuvo un escenario monumental, en donde no hubo presidio y en el cual el funcionario habló por más de media hora a través de un micrófono de manos libres y deambulando frente a un par de pantallas que mostraron sin rubor cómo los mexicanos pobres desayunan una tortilla embarrada con frijoles y acaso un té.
Entonces fue cuando dijo casi histriónicamente: “No, no se vale echarse para atrás ni hacerse a un lado en las tareas de combate a la pobreza”. El gobierno, por supuesto, no puede renunciar a esta responsabilidad porque simplemente estaríamos hablando de un Estado fallido. Sin embargo, al parecer existe una visión muy diferente de la gravedad de la crisis. Acaso no fue Ernesto Cordero quien recomendó apenas hace unos días al ganador del Premio Nobel 2001, Joseph Stiglitz, creador del capitalismo de cuates y que en México encontró su mejor ejemplo, leer un poco más sobre México porque, evidentemente, no conocía las estrategias contracíclicas del gobierno calderonista. Todas fallidas, agregaríamos, como el subejercicio en infraestructura y los problemas para licitar grandes obras como el mega complejo logístico Punta Colonet.
Más del 65 por ciento de la población pasa simplemente la vida al día. Así que regañar o recriminar a un Premio Nobel simplemente habla de la angustia del gobierno en turno que a tres años de haber tomado el mando del Poder Ejecutivo no atina a encontrar las fórmulas ni los golpes de timón para hacerle frente a las múltiples crisis que enfrenta el país.
Pero Calderón asegura que la solución se encuentra en la unión de los diferentes sectores de la sociedad, en que los partidos políticos y los empresarios unifiquen esfuerzos. “Juntos podemos superarla”, fue el subtítulo del primer encuentro que ocupó recursos del sector social y que tuvo como estrellas a un grupo de mujeres indígenas que compartieron con los asistentes citadinos su experiencia con los programas de ayuda que administra el gobierno federal. Calderón prometió allí que, a pesar de las restricciones presupuestales, su administración dedicará los próximos tres años a combatir la lacerante pobreza que afecta el país. Para ello, sin embargo, solicitó a la sociedad civil que vigile a los gobiernos y municipios para asegurarse que lleguen los recursos a comunidades afectadas por la crisis.
Como parte de la sociedad civil enviaremos a Felipe Calderón, gratuitamente en espera de que lo lea, un ejemplar del libro Morir en la miseria que un grupo de reporteros de la evista Contralínea investigó en las 1os 15 municipios más pobres del país, en donde se confirma que la ayuda de sus programas estrella como Oportunidades, Procapo y Seguro Popular nunca aterrizan por esos apartados lugares y de cómo funcionarios responsables cobran cuotas a los miserables indígenas para cambiarles en efectivo los cheques oficiales cuando por casulidad llegan.
Otro dato de la corrupción galopante en su gobierno es de cómo el secretario de Agricultura y su familia cobran cheques de Procampo, programa creados para los más pobres del país, así como dos empresas propiedad del mismo secretario Francisco Mayorga son beneficiadas con subsidios de la Sagarpa que él preside, de la Secretaría de Economía y de otros organismos gubernamentaes descentralizados. Ahí está la denuncia y Calderón nada hace.
Telefónica, tierra de Gil Díaz
En España seguramente estarían interesados en confirmar que el exsecretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, ha repetido algunos de los esquemas que le gustaba recrear en la dependencia que tenía a su cargo durante el gobierno de Vicente Fox. Sólo un dato para después abordar más ampliamente el tema: resulta que ahora la revista interna de Telefónica-Movistar la elabora un familiar del exfuncionario y, según nos cuentan, también se dio la orden de cambiar de proveedores para los servicios de monitoreo a fin de favorecer a una empresa de seguimiento de información en la que también participa el exsecretario de Hacienda.
oficiodepapel@contralinea.com.mx
Fuente: Contralínea
Difusión: AMLO TV
No hay comentarios:
Publicar un comentario