Fuente: La Jornada de Zacatecas
Difusión Soberanía Popular
Redacción
Ernesto Montero Acuña
Más de 33 millones de trabajadores se encuentran desocupados en Estados Unidos y América Latina, una situación agravada por las consecuencias de la crisis económica de los países capitalistas desarrollados.
De ellos, 15.1 millones son estadunidenses y 18.4 millones latinoamericanos y caribeños que compiten por puestos de trabajo en ambos extremos del mapa americano, como consecuencia directa o por contagio debido a la recesión.
En Estados Unidos legisladores demócratas se proponen ampliar prestaciones por desempleo como “una de las acciones más eficaces para estimular la economía”, según ellos, pero sus pares republicanos en el Senado se oponen. Estos consideran que se requiere más tiempo para estudiar la legislación y quizás plantear cambios.
A la par de la dilación se amplifica la idea de una recuperación económica en marcha, algo que en organismos internacionales justifica reparos debido a que el exceso de optimismo dañaría aún más al muy afectado sector laboral.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoció en su pasada cumbre en Ginebra que “cantar victoria demasiado pronto” sobre la salida de la crisis, como virtualmente ocurre ahora, sería fatal para la creación de empleos.
Dicha organización añadía entonces que eso agravaría la situación de quienes ya se encontraran en una mala situación laboral antes de la crisis; o sea, para desocupados, subempleados o personas dependientes del trabajo informal, mayormente en Latinoamérica.
También en Estados Unidos, el Departamento de Trabajo reportó que el índice de desempleo se elevó una décima en septiembre, hasta 9.8 por ciento. Sólo en ese mes 263 mil personas perdieron sus puestos, lo que sitúa al nuevo índice en la cifra más alta desde 1983.
Con eso, la tasa de desempleo se eleva al doble de lo que marcaba en diciembre de 2007, desde cuando unos 7.6 millones de personas han perdido su trabajo. Si se tienen en cuenta los que han aceptado un puesto a tiempo parcial o dejaron de buscarlo, aunque quisieran obtenerlo, la tasa de desempleo aumentaría a 17 por ciento, la mayor desde 1994.
Los sectores más afectados son construcción, manufacturas, ventas minoristas y empleados públicos, despidos que presentaron esta vez un aumento menor en el caso de los hispanos, una fuerza de trabajo barata respecto de la autóctona.
No obstante, las estadísticas reflejan que la baja en el índice para ese segmento poblacional, uno de los generalmente más castigados por el fenómeno, sólo descendió de 13 a 12.7 por ciento, apenas tres décimas.
De forma similar, los afroestadunidenses aún son los más afectados, ya que según el reporte de septiembre, sufrieron una elevada desocupación de 15.4 por ciento, contra 15.1 el mes anterior.
En Latinoamérica y el Caribe la crisis económica mundial impacta de tal forma que la tasa de desempleo urbano se elevó a 8.5 por ciento en el segundo trimestre del año. Se estima que 2009 podría concluir en general con un nivel similar, equivalente a que más de 2.5 millones de personas se sumaran a la población desempleada en la región.
En su informe sobre Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe: crisis en los mercados laborales y respuestas contracíclicas, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la OIT reportan que los jóvenes han pagado un alto costo por la crisis debido a que el desempleo entre ellos aumenta.
Asimismo, advierten que se aprecia desaliento ante las escasas oportunidades de trabajo como consecuencia de la profundización del impacto en los mercados laborales debido a un nuevo deterioro del nivel de desempleo durante la primera mitad de 2009.
En el segundo trimestre del año la desocupación aumentó 0.8 por ciento con respecto a igual periodo de 2008, lo que provoca el consiguiente aumento del trabajo informal, la disminución de la protección social y una baja en el empleo a tiempo completo.
La CEPAL y la OIT estiman que en el resto del año la demanda laboral y la generación de empleos de buena calidad continuarán siendo débiles.
En una región donde líderes políticos impulsan cambios sociales, ambas organizaciones exhortan a incrementar los esfuerzos para la creación de puestos de trabajo decentes a fin de fortalecer la inclusión social y avanzar en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio.
Durante su reunión de mediados de año en Ginebra, la OIT consideró que la recuperación del empleo requeriría entre cuatro y cinco años luego de que se superara la crisis económica, por lo que la baja de aquel, debido a esa causa, se prolongaría no menos de ocho años más.
Al respecto, su director general, Juan Somavía, remarcó que eso será “sólo para volver al nivel de empleo previo a la crisis”. De acuerdo con previsiones de esa organización, entre 39 y 59 millones de personas más perderán su trabajo este año en el mundo, lo que elevará a no menos de 239 millones la cifra global de desempleados.
En una perspectiva incierta, para absorber los 45 millones de jóvenes que deben incorporarse al mercado laboral cada año se requerirán en total 300 millones de empleos hasta 2015.
“Existe un gran riesgo”, agregó Somavía: “que ante la existencia de los primeros signos de recuperación de la economía, cantemos victoria”, como está ocurriendo.
Economistas del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtieron a inicios de octubre en Estambul que el panorama económico para 2010 será incierto, a la vez que calificaron como difícil el resto de 2009.
Más allá de la crisis, el problema multidimensional del desempleo es consecuencia en general de las condiciones sistémicas capitalistas, la competencia en el mercado laboral, la disminución del costo de la fuerza de trabajo y la persecución de mayores utilidades empresariales.
Si para Somavía existe el riesgo de cantar victoria anticipada sobre la terminación de la crisis económica, peor sería no comprender que el desempleo va más allá de ella. (PL)
* Periodista especializado en temas globales y de integración
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