Fuente: La Jornada de Morelos
Escrito por Fernando Baltazar
Miércoles, 19 de Agosto de 2009 00:00
CUAUTLA. En un hecho inusual, un llamado anónimo alertó a los cuerpos de seguridad y rescate sobre la existencia de tres bombas en igual número de inmuebles: la presidencia municipal, las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad y del Centro Comercial Cuautla, donde la presencia de oficiales fue notoria. Cuatro horas después se hizo la misma advertencia, salvo que ahora la voz refirió que no quería matar oficiales.
A las 11:03 horas de este martes, un llamado anónimo se recibió al centro de atención de emergencias C4 en Cuautla, el cual refería sobre la existencia de un artefacto explosivo en la presidencia municipal, las instalaciones de cobro de la Comisión Federal de Electricidad que se ubican en la calle Burleta y el Centro Comercial Cuautla en la calle 19 de Febrero, todos en el primer cuadro de la ciudad, razón por la cual fueron avisado el cuerpo de Bomberos, Protección Ciudadana y la Secretaría de Seguridad Pública local para que atendieran el llamado.
Con el poco personal que se tenía disponible y ante la posibilidad de que se tratara de una distracción, se conformaron tres grupos para cada uno de los lugares que se encontraban bajo amenaza.
Al respecto Francisco Jiménez Ventura, responsable de la unidad de Protección Civil señaló que la alcaldía, como ocurrió ya en ocasiones anteriores no fue desalojada, sólo se revisaron las instalaciones para tratar de encontrar algún artefacto extraño en el lugar, pero la búsqueda no dio resultados. En las instalaciones de la CFE, en Burleta, tampoco se desalojó el inmueble, pues se tardó en recibir la autorización por parte de los directivos de dicha dependencia.
También se revisaron las instalaciones del Centro de Distribución ubicado en la calle de Retirada de Calleja donde se reportó sin novedad.
Mientras que en el Centro Comercial Cuautla se comenzó a llevar a cabo el desalojo del inmueble, pero sólo el 60 por ciento de las personas y locatarios que se encontraban en el lugar hicieron caso de las recomendaciones de las autoridades. Aún así se llevó a cabo la revisión del edificio sin ninguna novedad.
Pero un segundo llamado, realizado por la misma persona, una voz masculina desde el mismo número telefónico, a las 3:05 de la tarde, aseguraba que en 25 minutos la bomba explotaría y que los tres mismos lugares estaban en riesgo, pero fue más allá al señalar que en esta ocasión “no quería matar policías”.
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