Encuentro sindical organizado por CNEE en Tabasco
Fuente: Boletín mensual del CNEE zona metropolitana
SEGUNDA PARTE
El CNEE durante el Encuentro se refirió a la experiencia de la organización de los profesionistas en Tabasco y Chiapas.
En el 2001 surgió la Unión Nacional de Trabajadores de Confianza de la Industria Petrolera, la cual evolucionó en lo que hoy es el Comité Nacional de Estudios de la Energía, integrado no solo con trabajadores petroleros sino con nucleares y electricistas e investigadores de la UNAM y del Instituto Politécnico Nacional.
Desmitificamos el surgimiento de las luchas y las organizaciones en función de un líder. En efecto; surgen porque las condiciones crean una necesidad y si no lo hacen unos, lo harán otros.
Puede surgir alguien con habilidades de liderazgo, alguien con capacidad de agitación o convocatoria, pero si no hay las condiciones de necesidad y posibilidad la gente no responderá. Entonces, hay que entender los momentos para una lucha y para su éxito.
En el caso de los petroleros profesionistas hay que quitar el mito de que su lucha y la del pueblo en si misma, es una lucha revolucionaria, democrática o patriótica. No es así, en general la gente reacciona cuando ve afectados sus intereses inmediatos.
En este momento, por ejemplo, la gente está siendo afectada en sus bolsillos, o se da cuenta que ya no tiene la garantía de un empleo, o que alguien de su familia, entre ellos un hijo, a pesar de los grandes títulos que le procuró enviándolo a la escuela, no logra ejercer su profesión o mínimamente su fuerza de trabajo.
De tal forma que cuando surge la lucha de los profesionistas de PEMEX, no es porque fuese un gremio comprometido con defender la industria petrolera, mucho menos de izquierda.
De esos solo había una minoría, de esos 5 mil que se adhirieron en 2001, la mayoría reaccionó por una cuestión “de envidia”, ya que el régimen foxista, para preparar la privatización de la industria petrolera otorgó a los funcionarios de la paraestatal un aumento del cien por ciento en las percepciones de sus bonos.
Eso molesto a los trabajadores de línea y los hizo disponerse a pelear ese bono y el aumento de niveles o recategorizaciones.
A diferencia de los trabajadores sindicalizados, a los que por los menos se les daban uno o dos niveles a nosotros nada, y eso fue acumulando descontento en los técnicos.
Eso no significa que no debe evolucionar la conciencia de lucha, pero esta evoluciona en la medida en que se va comprendiendo que el problema, que lo que se nos impone es arbitrario y se descifran las raíces del fenómeno. Es decir, entender que la causa de carecer de buenas compensaciones lo originaba un plan para privatizar a PEMEX; no solo una cuestión de injusticia o desconocimiento administrativo.
Pero eso solo se logra entender en la medida en que se empieza a participar y se descubren los planes de despidos, y así, ya de manera colectiva se empieza a elevar la razón de luchar.
Como bloque de profesionistas, algo que fuimos descubriendo, sobre todo, quienes asumieron la responsabilidad de representar, fue el valor del conocimiento como un factor estratégico para desenmascarar los abusos del gobierno panista y de sus funcionarios en PEMEX. Además necesitábamos contar con el respaldo de la población y para ello había que demostrar lo absurdo de que desplazaran a quienes conocen los procesos, la tecnología, los problemas de los yacimientos, de las plantas de proceso o ductos. Había que demostrar que quienes teníamos el conocimiento éramos nosotros y fue como nos atrevimos a empezar a explicar los temas públicamente.
El hacer ese ejercicio robusteció a muchos profesionistas que decidieron no permitir tiraran a la basura nuestra industria o que nos despojen de ella.
Otro elemento para la comprensión de esta lucha es entender la magnitud de las transformaciones que se requieren y nuestra dimensión en ese contexto, para no soñar que solos cambiaremos a PEMEX o a México y de ahí entender cual será nuestra contribución real, la más útil y eficaz. La necesidad de unir fuerzas entre técnicos y manuales, pero también la necesidad de dividir el trabajo.
Hubo gente elitista o sectaria que nunca acepto unir esfuerzos con el personal sindicalizado democrático para luchar contra la anulación de los Contratos de Servicios Múltiples.
La solución no está en sectas que no han dejado de luchar y menos en intereses de gremio o particulares, pues el objetivo es profundo: el que se mantenga la industria petrolera como un ente público y que se explote la riqueza petrolera de manera racional, pero que eso solo será con un gobierno que reivindique estos principios; un gobierno empresarial, un gobierno de derecha como el que tenemos, lo que hará es seguir destruyendo esta riqueza de todos.
Esta lucha pasa por la democratización del sindicato pues la fuerza de decenas de miles de trabajadores afiliados al STPRM se ha dilapidado. Es una fuera gigantesca que de haber forjado su conciencia ya hubiera impedido la destrucción de PEMEX. Es necesario luchar con conocimiento y responsabilidad para demostrarle a los trabajadores y a las poblaciones que es una necesidad defender los recursos y la industria.
Relatoría de Cecilia Vargas / Periodista
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