Respuestas hoy. Exigencia ciudadana
J. Enrique Olivera Arce
Asentadas las aguas, festinando quienes obtuvieran las mieles del triunfo electoral y lamiéndose sus no pocas heridas los perdedores, la vida política en México mantiene su errática marcha en el marco de una cada vez más profunda brecha entre la clase gobernante y la gran mayoría de la población, en un escenario global de crisis económica.
Mientras tanto, el gobierno y los partidos políticos hacen caso omiso del mensaje emitido por más del 50 por ciento de los mexicanos en edad de votar, que el pasado domingo 5 de julio manifestaran su hartazgo, descontento y rechazo al demeritado ejercicio de la política a cargo de un estamento social insensible, desideologizado y acomodaticio que el pueblo, con desprecio manifiesto llama simplemente, sin distingo partidista, “los políticos”.
El tema, para la clase política, no pasa de ser anecdótico y quedará para la historia de este país como una expresión más de una reiterada costumbre popular de apatía y desinterés de algunos mexicanos para con los procesos electorales federales intermedios. Renglón aparte, para ésta el proceso concluyó con resultados más o menos satisfactorios para el sistema de partidos políticos, destacando el triunfalismo de un PRI que con la derrota del PAN y la debacle de la izquierda electoral, ya da como un hecho que el dinosaurio entrará por la puerta grande a Los Pinos en el 2012. Tanto festinan que se olvidan que su propia crisis está tocando fondo, sin contar con respuestas para lo que viene.
En tanto que para el ciudadano común, no uncido al voto duro partidista, con el amargo sabor de boca de saberse una vez más engañado y manipulado, retorna a su vida cotidiana a continuar rumiando su hartazgo, descontento, y rechazo al rumbo de un país sin brújula, a sabiendas de que el desastroso estado de cosas actual no se modificará un ápice con el relevo en la Cámara baja del Congreso de la Unión.
Cuanti más aquel convencido de que el México de hoy y de siempre, le ha dado la espalda, excluyéndole del trabajo remunerador, la educación, la salud, la vivienda digna y de las más mínimas expectativas de crecimiento y desarrollo, en un país de más de 40 millones de pobres o en condiciones de pobreza extrema.
Paradójico. Para este ciudadano excluido, la izquierda electoral no parece significarle nada, como en nada le beneficia el que el PRD de espaldas a la realidad, ante su rotundo fracaso en las urnas, hable hoy de reconstrucción, unidad y armonía, a partir de la permanencia y mea culpa de una cúpula pragmática y corrupta que se siente desplazada del pastel a repartir en el 2012. No. Este ciudadano no siente ninguna necesidad de sumarse electoralmente al cochinero de las llamadas tribus, al oportunismo del PT o a la abulia burocrática de Convergencia.
Tampoco hasta ahora, percibe algún beneficio vinculándose a un movimiento de izquierda social que, en su confusión y anarquía, girando únicamente en torno a la figura de Andrés Manuel López Obrador, no atina a comprender que la denuncia y protesta callejera o mediática no substituyen a la ideología, a la organización y a la construcción de cuadros, en torno a un programa mínimo para la acción consecuente de masas en la búsqueda de respuestas concretas a la desigualdad y la pobreza. Para el ciudadano excluido el “combate a la mafia” no le retribuye mejores condiciones de existencia.
La sociedad está en crisis. El deterioro creciente del tejido social es más que evidente. A su atención debería avocarse la clase política. Frente a esta realidad no cabe el discurso triunfalista o la falsa autocrítica. Las crisis concurrentes, económica, de seguridad pública, de educación y de salud, entre otras, no esperan ni se justifica su desatención con cínicas declaraciones como que México requiere de 60 años para abatir el analfabetismo. Las prontas soluciones se requieren hoy, no mañana. Las respuestas no pueden esperar a que los diputados electos, legitimen su elección salvando a la patria cuando tomen posesión, o que el dinosaurio recale en los amplios jardines de Los Pinos en el 2012.
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