miércoles, 29 de julio de 2009

Militares allanan vivienda y torturan a 2 jóvenes en Tejalpa


Escrito por KATHIA JASSO BLANCAS
Martes, 28 de Julio de 2009 00:00

CUERNAVACA. Una familia radicada en la comunidad de Tejalpa, del municipio de Jiutepec, denunció abusos por parte de militares que, tras allanar su vivienda, torturaron a dos integrantes de la familia, acusándolos de narcotraficantes y además hurtaron objetos de las víctimas.

Jorge Alejandro Jardón Anastacio fue una de las víctimas. Relata que, durante la madrugada del pasado jueves 23, un comando de militares, armados y encapuchados, ingresó por la fuerza a su domicilio, marcado con el número 45, de la calle Obradores, en la colonia Ampliación Vicente Guerrero.

En la casa se encontraban Lucía Gómez Adame, de 57 años de edad y cabeza de la familia; Andrés Zamora Gómez, de 27 años; José Alejandro Natividad Zamora, de 25; Dominga Vázquez Barrera, de 30; Verónica Hernández Jardón, de 29, y cuatro menores de 8, 4 y 2 años de edad.

Alrededor de 15 soldados ingresaron por la fuerza amedrentando a la familia entera, pero directamente se fueron en contra de Jorge Alejandro y Andrés. La tortura comenzó de inmediato. Querían obligarlos, según su relato, a decirles dónde estaba la droga y quién se las vendía.

A pesar de que los agredidos y sus familiares les repetían que esa era una familia de trabajo y no se dedicaban a nada ilícito, uno de los militares aseguró que “alguien les puso el dedo como integrantes de la banda Los Pelones” y por eso estaba justificado el allanamiento violento.

“Fue una tortura de hora y media, fue cuando vieron que no tenía nada y me dijeron: ‘muy chingón’ y me agarraron con una corbata mía y me ataron las manos, así no podía moverme”.

Los militares traían consigo una funda de almohada, color verde militar, con la cual cubrieron la cara de Jorge Alejandro para después arrojarle agua directamente, provocándole asfixias constantes. Recuerda que le daban tiempo para recuperarse y después repetían el cruel procedimiento.

Lo mismo sucedió con Andrés. El resto de la familia permanecía bajo la custodia de los castrenses mientras otros militares revisaban cada rincón de la casa, vaciaron cada cajón, cada gaveta. Hurtaron impunemente celulares y dinero en efectivo.

Jorge Alejandro asegura que uno de los militares le tomó fotografías mientras estaba atado y con las secuelas de la tortura. Dos horas y media duró el ataque.

Amenazaron con regresar, así que la familia decidió interponer la denuncia ante el temor de que el incidente se repita “sin que debamos nada a la justicia, somos gente de trabajo”. La familia afectada denunciará los hechos ante instancias defensoras de derechos humanos y judiciales por los delitos de allanamiento de morada, violación al domicilio, violación a garantías de seguridad, tortura física y sicológica, daño, robo y violación de los derechos humanos.

La familia Zamora Gómez no se opone a que se lleven a cabo los operativos, saben que la delincuencia ha rebasado a las instituciones y que los esfuerzos deben redoblarse. Su protesta, su condena, es el proceder de los militares, que con pleno abuso de su cargo, atentan contra la tranquilidad de familias honestas dispuestas a no tolerar estas arbitrariedades y dispuestas a denunciar al Ejército Mexicano por sus atropellos.

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