Luis Javier Garrido
¿Es un hecho el respaldo del PRI al proyecto de privatización de la industria petrolera mexicana enviado por el gobierno de facto al Congreso?
1. Los foros de debate abiertos en el Senado tras la movilización de abril y la toma de las tribunas aún no concluyen, y está apenas organizándose la consulta popular, pero el nerviosismo de los panistas no puede ya ocultarse, por lo que las presiones hacia el PRI son cada vez mayores. A pesar de que en el curso de junio el senador priísta Manlio Fabio Beltrones le reiteró al PAN una y otra vez que “los tiempos del Congreso no son los de Los Pinos”, la señora Georgina Kessel, titular de Energía del gobierno de facto, insistió el día 26 en que hay “un acuerdo” para que el 22 de julio se dictaminen las siete iniciativas de Calderón, declarando enfática que la consulta “no se tomará en cuenta” (
2. Los dimes y diretes de los panistas se han multiplicado desde entonces, a pesar de que la derrota de las iniciativas del gobernante espurio ha sido contundente, lo mismo en las mesas del Senado que en las de
3. La posición del PRI se ha ido esclareciendo en estas semanas y el martes 2, durante los debates en el Senado, el ponente priísta Francisco Suárez reconoció que la privatización de refinerías y ductos es inviable por razones constitucionales y estratégicas, y el propio Francisco Labastida tomó la palabra para precisar que el PRI, conforme a su propuesta del 6 de mayo, no avalaría tampoco los contratos de riesgo, ni una privatización disfrazada.
4. Los priístas en particular parecen estar entendiendo cada vez más que la aprobación de las iniciativas de Calderón no sólo implicaría entregar por completo la industria petrolera a las trasnacionales, sino que traería como consecuencia un despojo vergonzoso a la nación y un desastre social en el país, pero también un desmantelamiento del Estado y, en consecuencia, del régimen político, todo lo cual dejaría al PRI sin viabilidad histórica, pero su decisión está en el aire. El problema de los dirigentes del PRI no es sólo el aparecer traicionando sus principios estatutarios como alcahuetes de Calderón en la aprobación de la contrarreforma, sino que con la entrega del petróleo a las trasnacionales cancelarían las posibilidades del PRI que, al identificarse por completo con el PAN, ya no tendría razón histórica de ser.
5. Las exigencias y presiones de Calderón a la cúpula del PRI en 2008 para que le aprueben sus iniciativas de contrarreforma energética no puede desconocerse que se asemejan a las exigencias y presiones que tanto Fox como él ejercieron sobre la dirección nacional priísta en 2006, antes y después de la jornada electoral, para que le ayudara a llegar ilegalmente al cargo, con las consecuencias desastrosas que ello ha conllevado para el país.
6. El nuevo escándalo que ha estallado sobre el fraude de 2006, al cumplirse dos años de éste, así lo demuestra. Manuel Espino, presidente entonces del PAN, declaró en una entrevista a Milenio Diario el día primero que al desfondarse en junio de 2006 la campaña electoral de Calderón –luego del debate televisado en el que López Obrador hizo público el tráfico de influencias de su cuñado–, él y Fox tomaron la decisión de pedir a los 17 gobernadores priístas que “apoyaran” a Calderón, recordándoles que Madrazo estaba ya fuera de la competencia y que de no respaldarlo sería López Obrador el elegido. De los 10 gobernadores priístas que pactaron el “voto útil”, dice que seis de ellos le cumplieron (e instrumentaron en consecuencia el fraude en su entidad a favor del candidato del PAN), siendo a su juicio sus operativos más eficientes que los del SNTE de Elba Esther Gordillo –que trabajaban para lo mismo–, de dos gobernadores manifiesta tener dudas sobre su colaboración y dos “no lo hicieron”.
7. Un día después, Mariano Palacios Alcocer, que era entonces presidente del PRI, hizo saber al mismo diario que él a su vez recibió luego del 2 de julio incontables presiones del gobierno foxista y del equipo de Calderón para que la dirigencia nacional de su partido convalidara cuanto antes el supuesto triunfo del panista.
8. Las iniciativas de Los Pinos en materia petrolera se hallan como se ve en la misma vía, pues Calderón una vez más está en manos del PRI. El traficante de influencias Juan Camilo Mouriño, titular de facto de Bucareli, luego de festejar con ostentación el domingo 29 en un restaurante español de Polanco el triunfo de España en
9. La cuestión no está empero en determinar quien asumirá la que va a ser una de las más importantes decisiones en la historia en un partido que ha perdido sus formas tradicionales de decidir, de todos los que ahora se disputan el ser sus centros de poder: a) los gobernadores, b) los salinistas Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones, sus dos coordinadores parlamentarios, c) la también salinista Beatriz Paredes, que hasta ahora ha sido una presidenta de ornato, d) Francisco Labastida y los priístas de
10. El dilema del PRI no puede olvidarse que está, a pesar de todo, en el futuro inmediato, pues los priístas saben que el país ha cambiado mucho y que en México hay ya un pueblo en movimiento que no va a permitir la entrega del petróleo, por lo que un error de cálculo de su parte llevaría al país a un escenario imprevisible.
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