Laura Itzel Castillo
A lo largo del siglo XX y lo que va del XXI el petróleo ha sido motivo de disputa entre intereses privados e intereses nacionales. Son conocidos diversos acontecimientos de la historia: la conspiración y asesinato de Francisco I. Madero, la promulgación de la Constitución de 1917, la expropiación petrolera, la reforma constitucional que prohibió los contratos de riesgo en 1960, el boom petrolero y el crack de los 80, el préstamo por el cual Ernesto Zedillo hipotecó el crudo, y en la primera década del siglo XXI, las adelitas de Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, poco se conoce sobre los juicios de amparo que han promovido tanto privatizadores como nacionalistas. El Poder Judicial ha estado presente en los conflictos petroleros a través del juicio de amparo. Cuando Francisco I. Madero afectó a las empresas extranjeras con impuestos, se promovieron amparos, al igual que en contra de la Constitución de 1917 por quitar la propiedad del petróleo a los particulares.
La expropiación del petróleo tuvo como antecedente el incumplimiento del amparo por el que la Suprema Corte dio la razón al sindicato petrolero. Las empresas extranjeras desafiaron al Poder Judicial y entre otras cosas ello justificó la decisión del general Lázaro Cárdenas.
Llama la atención que la Corte tardara más de una década para resolver el amparo de las empresas extranjeras contra la Ley de Pemex que prohibía los contratos de riesgo por los que Miguel Alemán cedió parte de las ganancias petroleras. Ya en el siglo XXI y con motivo de la reforma energética del 2008, la Corte decidió que la Cámara de Diputados no puede cuestionar los contratos por los que Calderón cedió parte de la renta petrolera.
Sin embargo, a través de un juicio de amparo colectivo, con cerca de 3 mil firmas presentado en 2012, hoy están sujetos a revisión. En mi carácter de representante común de los ciudadanos llama la atención que hace cien años eran las empresas privadas las que acudían al juicio de amparo, hoy somos los ciudadanos y algunos abogados como René Sánchez Galindo, con conciencia social y vocación de quienes defendemos lo nuestro.
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