Estudiantes de la normal de Ayotzinapa apoyaron y acompañaron a la marcha de los campesinos
MARGENA DE LA O ( Enviada)
Tixtla, 12 de marzo. Unos 70 soldados intentaron desarmar en dos ocasiones a los integrantes de la Policía Comunitaria de la comunidad de Acatempa, que recientemente se integraron a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (Crac), durante una marcha que organizaron en Tixtla para exigir al gobierno municipal condiciones para operar.
Los amagos de los soldados del 41 batallón de infantería ocurrieron cuando los policías comunitarios marchaban del pueblo nahua a la cabecera municipal para exigir una audiencia con el alcalde Gustavo Alcaraz, a quien acusan de ser represor y negarse al diálogo con los representantes del sistema de justicia comunitario.
Los policías, algunos marchando, otros en camionetas, salieron a las 8 del pueblo hacia la cabecera. Eran unos 200. En el camino, unos 70 soldados, encabezados por un teniente coronel de apellido Hernández, intentaron desarmarlos, pero el comisario de la comunidad, Pastor Coctecon Plateado, quien también se asume como policía comunitario, encaró al militar y le exigió que respetara a sus hombres.
Hubo jaloneos de ambos lados: los policías comunitarios intentaban avanzar, y los soldados, detenerlos. Una mujer del pueblo que iba en la marcha –porque las mujeres también forman parte de la Policía Comunitaria– le gritó al teniente coronel: “¡Así fueran a detener a los sicarios!”. El militar, que se mostraba nervioso, ordenó permitir la marcha y dejar pasar a los policías comunitarios con sus rifles terciados.
Antes, le dijo a Coctecon Plateado que no podían ingresar armados a la ciudad.
Un contingente de estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa apoyó la marcha, y mientras los mlitares intentaban desarmar a los comunitarios, los normalistas gritaban: “¡Cuidado, cuidado, cuidado con Guerrero, estado, estado, estado guerrillero!”.
En ese momento, Gonzalo González Guerrero, miembro de la Policía Comunitaria, soltó: “la Constitución nos ampara, y la Ley 701; éste es un hostigamiento, pero no le hacen nada a la gente malosa, a los sicarios”.
Cuando pareció que el incidente con los militares quedaba atrás, al ingresar a la ciudad, en el trayecto de la carretera Chilapa-Chilpancingo, nuevamente los soldados, a bordo de camionetas, intentaron desarmar a los policías comunitarios; esta vez sólo a un centenar de ellos, quienes iban al frente.
Pero lo comunitarios no cedieron, ni pararon, y el teniente coronel nuevamente desistió de desarmarlos.
Los policías comunitarios llegaron finalmente al ayuntamiento y se reunieron con el alcalde en el auditorio municipal, donde le plantearon las necesidades del pueblo. Al terminar, regresaron escoltados por soldados y policías de varias corporaciones, y seguidos por un helicóptero militar.
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