martes, 26 de febrero de 2013

Guardias comunitarias, costumbre en Zongolica


FERNANDO INÉS CARMONA

Orizaba, Ver.-Las guardias comunitarias, por lo menos en la sierra de Zongolica, “no son novedosas”, existen “desde el siglo XVI”, y forman parte de los usos y costumbres de la zona. Se les considera como “ayudantía” y tienen el reconocimiento del estado mexicano, “pero no imparten justicia”; además la presencia de grupos de autodefensa “no es para crear guerrilla”; sin embargo hasta el momento en ninguna parte de la serranía “se han apersonado”.

El investigador de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Agustín García Márquez, hace un análisis de la existencia de grupos de seguridad en la sierra de Zongolica, pero aclara que este fenómeno no es novedoso, “es parte de los usos y costumbres de la sierra”, incluso aventura revelar que los grupos de seguridad, tienen el reconocimiento de la propia autoridad civil.

Desde el siglo XVI, narra, las comunidades alejadas de los centros urbanos han tenido mecanismos de vigilancia, no de justicia, “eso es otra cosa”. La seguridad tenía que ver con las propiedades, especialmente las siembras, la conservación de los animales y la vida humana. Estos mecanismos en muchos lugares están regidos por usos y costumbres, es decir, es un trabajo voluntario, la persona que participa es reconocida por su honorabilidad, pero no recibe un salario y sí el reconocimiento social por su participación.

Son un primer escalón, continúa, en el sistema de cargos, “para llegar a ser mayordomos, además realizan funciones de ayudantía en su sólo lugar, llevan el recaudo, ayudan con faenas, llevan el agua, recolectan leña para las fiestas. Estas estructuras tienen muchos años, siglos de existir”.

Pero, históricamente, sí tienen un antecedente bélico, “en los periodos de la Independencia y la Revolución Mexicana, tomaron las armas para defender sus comunidades”. Esto sucede cuando se viven crisis de inseguridad, “estos grupos de organizaron sobre esas bases, se armaron e incluso participaron en encuentros armados con otros grupos. El asunto es la defensa de la comunidad”.

La aparición de las guardias comunitarias “no es un fenómeno nada nuevo, desde una perspectiva histórica. Es extraño para mucha gente porque estamos en el siglo XXI, se supone que México es un país desarrollado pero eso realmente no es así, porque hay un desarrollo muy desequilibrado en nuestro país, porque hay zonas que están viviendo como en el periodo colonial en donde la esperanza de vida es de 50 años, las zonas cañeras viven como hace 70 años. No es cierto que todos estemos en un nivel de desarrollo socioeconómico. Es normal que en zonas rurales ocurran fenómenos de este tipo.

Pero estos grupos de seguridad en nada tienen que ver con la impartición y procuración de justicia, “hay aparatos de justicia habilitados por los usos y costumbres y que en el estado de Veracruz están reconocidos por la Ley de Derechos y Cultura Indígena, pero cuando trascienden en delitos que incluyen sangre o violencia, las autoridades locales las traspasan al ministerio público del fuero común. Tienen facultades para detener sospechosos, levantar actas y, como auxiliares del ministerio público, tienen la facultad de pasarlos a la autoridad competente del fuero común o a la que corresponda.

Estos procedimientos ahí están, apunta, “la remediación de problemas por jueces que incluso son reconocidos por las autoridades del estado. Eso siempre ha ocurrido, hay que diferenciar entre los mecanismos de justicia y los de seguridad, son dos cosas que se complementan pero no es lo mismo”.

Pero estos grupos, asegura, tienen una visión comunitaria, es decir no van más allá de la comunidad de la región. Yo no veo personas que en estos momentos quieran aprovechar estas estructuras o tradiciones militares para ir más allá que no sean defensa comunitaria.

El fenómeno de las guardias comunitarias, señala, no es exclusivo de las zonas indígenas en diversos estados del país, “en las zonas urbanas también lo vemos, pero nos sorprendemos por la forma como los manejan los medios de comunicación”.

De hecho cita: “En el medio urbano, todo esto ya está. Hay calles donde la gente está poniendo sus alarmas interconectadas, es el mismo principio, la vigilancia entre vecinos. Entonces no veo en donde está el asombro. Hay fraccionamientos cerrados en Orizaba en donde los vecinos se cooperan para un guardia de seguridad, es el mismo principio que en la sierra. No hay problema, pero se espantan en la ciudad porque en la sierra ya se están armando, pero es lo mismo que hacemos cuando tenemos una alarma conectada o pagamos los servicios de seguridad y cierras tu calle”.

Lo que sucede en la sierra son mecanismo meramente de defensa, normales desde el punto de vista histórico y también de los usos y costumbres.

Sin embargo aclara: “Si la autoridad -SSP- no entiende esto, es problema de la autoridad. Incluso los medios de comunicación no lo alcanzan a visualizar como es. Si hay otro problema en los medios de comunicación y en la autoridad e incluso en los académicos, es problema de ellos, pero la gente en sí, no tiene problema.

Por su parte el ingeniero Bernardo López Arano, presidente del comité Prodefensa de los derechos humanos, también opina en este tema. Sostiene que la existencia de grupos de indígenas armados no es novedoso, “sobre todo porque se vive en medio de la serranía y hay que defenderse”.

“Resulta lógico que las personas traten de buscar seguridad”, plantea de inicio.

Según Maslow, señala, en la teoría de las necesidades primarias, el ser humano busca satisfacer la necesidad de seguridad o la ausencia de daño.

“Mirando el asunto más directamente, hay que reconocer que el estado esta fallando y hay otras fuerzas que lo sustituyen y como no tienen reglamentación, ni freno pues las personas se preparan para su defensa”.

Sin embargo, también rechaza que la defensa de las comunidades pudiera desembocar en movimientos armados como los surgidos en la época de los años 70, “los movimientos guerrilleros se dan por las condiciones generales de las políticas equivocadas de los gobiernos, en donde se transforman en terroristas y ven como último recurso las armas”.

“En el caso de las personas que practican la autodefensa no son ni siquiera guerrilleros, son personas que reconocen al gobierno pero no luchan contra él, luchan por la falta de respuesta a su seguridad, esto la ausencia del mismo estado en lo que se refiere a la autoridad”, sostiene.

“Además, la presencia de armas en el campo es algo obligatorio, las personas que no lo reconozcan no saben nada del campo y en especial la sierra de Zongolica.

Imagínate vivir en medio de la nada, tienen que tener una arma, esto es una cosa normal. Quién los visita, quién los cuidan, quién les da apoyo, pues nadie, y ahora la podrían ocupar ante las condiciones que se tienen en todo el estado y el país”.

Por ello, continúa, no es raro ver que existen muchas personas que se mueren por hechos violentos que nunca la autoridad ha tenido conocimiento”.

En tanto el profesor Leoncio Macuixtle, dirigente de la agrupación indígena “Tlojacha” del municipio de Tehuipango, descarta que haya grupos armados exprofeso, “yo no he vista nada de ellos. Es más, ni siquiera se tiene un arma para cacería porque ahora en la sierra, ya no hay ni qué cazar”.

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