FERNANDO INÉS CARMONA / JUEVES, FEBRERO 07, 2013
Orizaba, Ver.- Desde las escuelas, públicas y privadas, se alientan acciones homofóbicas que recientemente se “dispararon”, pero que no son denunciadas por pudor, temor e incluso por el desdén que existe en la procuración de justicia en el estado. Lo peor es que se detectan casos en que los mismos familiares animan la discriminación y agresiones que van hasta lo físico.
Jairo Guarneros Sosa, integrante del colectivo feminista Cihuatlactolli, de entrada aclara que en provincia el rechazo y discriminación contra los homosexuales “es igual o peor que en la capital del país”. De hecho, plantea que, en la sociedad en general, “se sigue discriminando a quienes tienen una preferencia sexual diferente y las agresiones van desde las burlas, hasta el rechazo y golpes”.
En entrevista, revela datos en los que se inculpa a maestros -de escuelas primarias- que son los que promueven la discriminación y rechazo hacia los homosexuales, “ya sea niño o niña” apunta.
“Apenas nos comentaron que, en algunas escuelas primarias, los profesores siguen en la ignorancia respecto a este tema e incluso los califican como personas raras que no tienen cabida en la sociedad. Incluso, hay datos en los que se afirma que son los mismos profesores los que fomentan la agresión hacia sus alumnos con una orientación sexual diferente”.
No obstante, aunque admite que entre los mismos familiares y los centros de trabajo también se registran los rechazos, “mayormente las agresiones suceden en las escuelas, públicas y privadas, y eso es de tomarse en cuenta; pero los centros de trabajo también son un centro de discriminación”.
Ahora bien es tal el grado de homofobia entre segmentos mayoritarios de la propia sociedad “que en una escala ascendente del uno al diez la colocamos en el número nueve, es decir, hay muchos casos, pero que no son denunciados especialmente por temor a más agresiones o en todo caso por el rechazo social e incluso familiar”.
Incluso en el seno familiar, las agresiones y actos discriminatorios contra homosexuales ocupan un lugar preponderante, “digamos que en la familia existe el miedo al rechazo de los hijos o hijas homosexuales y eso conlleva a que lo evidente se oculte o traten de sobreprotegerlos o de plano se reacciona con violencia”.
No obstante los hechos, las agresiones físicas y actos discriminatorios, “difícilmente las vamos a ver expuestas ante el ministerio público del fuero común, primero porque no existe la cultura de la denuncia de este tipo de hechos, pero además muchas de esas denuncias no son agilizadas, por la misma homofobia -en esos lugares que se supone son de procuración de justicia aun cuando en Veracruz la discriminación ya es un delito”, sostuvo.
La realidad, dijo, es que la mayoría de las agresiones o personas agredidas callan por temor a mayores problemas, por temor al rechazo social y por el miedo a que socialmente se enteren de sus preferencias sexuales.
Sin embargo, admitió que aunque en Orizaba “poco a poco empieza a ser común que parejas de personas del mismo sexo se prodiguen demostraciones afectivas, el grueso de la población los rechaza, los mal ve y esto también es discriminatorio, muchas veces no se necesitan palabras para discriminar”.
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