Paloma Estrada Muñoz y José Martínez Cruz
Desde los 34 años de lucha de defensa de los derechos humanos con la creación del Frente pro Derechos Humanos, Garantías Constitucionales y Libertades Democráticas del estado de Morelos, creado en 1977 con más de 30 organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles, de mujeres, estudiantiles, indígenas y políticas de izquierda, Comunidades Eclesiales de Base promovido por el entonces VII obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo, hasta la constitución hace 22 años de la Comisión Independiente de Derechos Humanos en 1989; se ha mantenido la exigencia de libertad a las y los presos políticos y la presentación con vida de las personas desaparecidas. Estas fueron las demandas principales de estos organismos, sobre todo por la guerra de contrainsurgencia, llamada también “guerra sucia”. El caso de la desaparición de José Ramón García Gómez, aún desaparecido, militante del PRT y secretario general del frente de defensa del voto en Cuautla el 16 de diciembre de 1988, mostró que el gobierno priísta mantuvo durante décadas esta práctica nociva de crímenes de lesa humanidad que ahora los gobiernos panistas no solo han mantenido sino extendido a otros sectores de la sociedad con la supuesta “guerra contra las drogas” con miles de desapariciones en el país y con casos de jóvenes en Morelos documentados por la CIDHM. En dicho contexto es de comentar que nuestra organización ha mantenido desde hace años una estrecha colaboración con la prensa, pero desde meses pasados y recientemente en la página de internet de un diario local, específicamente en el rubro de comentarios relacionadas con notas informativas en las cuales sus periodistas suelen entrevistarnos de manera cotidiana, han surgido usuarios encubiertos en el anonimato que se dedican a monitorear nuestras ideas que vertimos sobre diversos temas de violencia, militarización y derechos humanos y justicia social, atacándonos con todo tipo de dolo y sin fundamentos como lo publicado el día 24 de julio, a propósito de una entrevista sobre militares involucrados en la desaparición de Jethro Ramssés, creando un clima de desprestigio y denostación a nuestra labor profesional de defensa de los derechos fundamentales.
Los ataques a la libertad de expresión y amenazas a periodistas y a las y los defensores en un ambiente crispado por la violencia e inseguridad, quienes sufren en primer lugar son quienes transmiten la realidad. Las denuncias realizadas por trabajadores y trabajadoras de distintos medios por recibir amenazas vía electrónica, no han merecido atención gubernamental. En su momento, denunciamos amenazas ante diversas instancias. No tuvimos respuesta. En algunos casos se integraron carpetas de investigación y se llegó a proporcionar medidas cautelares a una periodista de los 27 amenazados. Sin embargo, a pesar de que existe la tecnología para detectar a quien realizó las amenazas, no existe la voluntad de hacerlo por parte de las autoridades. Esta situación se ha agravado recientemente, lo que añade un elemento de intimidación.
Si bien la defensa de los derechos humanos está consagrada en la declaración aprobada por la ONU en consonancia con la Declaración Universal de Derechos Humanos, la criminalización de los movimientos sociales y las agresiones a las y los defensores de derechos humanos se ha vuelto un ejercicio criminal que ha quedado impune en la mayoría de los casos. De igual modo, diversas autoridades bloquean, limitan, obstaculizan la labor de defensa de los mismos y llevan a cabo campañas de desprestigio, como recientemente lo hizo el Secretario de marina.
Pese a este sombrío panorama, mujeres y hombres que trabajan en la defensa de los derechos humanos, seguimos comprometidos en hacer de la justicia y el respeto a la dignidad una realidad en Morelos.
Conocer nuestros derechos para llevarlos a la práctica implica asumir un compromiso en la transformación de la realidad. En el ámbito social hemos contribuido en la cultura de la denuncia y atención de los casos de violación a los derechos humanos y las garantías individuales y cada vez son más los sectores que reconocen cuáles son sus derechos y como estos son vulnerados. Conocer, analizar y construir estrategias como la denuncia pública de lo local, nacional hasta lo internacional, retomando elementos importantes para la defensa integral de los derechos humanos, así como intercambiar experiencias, retos y obstáculos, para encontrar propuestas de acciones colectivas, son algunas de las razones que nos motivan para continuar en esta tarea.
El debate de ideas y las criticas son indispensables por lo que, en solidaridad y en concordancia con la tarea periodística solicitamos a todos los medios de comunicación intervenir de manera ética, para que ciber-usuarios encubiertos en el anonimato no logren publicar comentarios llenos de calumnia y agresividad, para que sus espacios informativos no sean las vías para desprestigiar a organizaciones defensoras de derechos humanos.
Fuente: La Jornada de Morelos
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