El problema no es el crimen organizado, sino el capitalismo, que posiciona al narco como prestigioso, dicen
RAÚL TORRES
En el contexto de la marcha nacional por la justicia y contra la impunidad, varios colectivos de Jalisco adherentes a La Otra Campaña lanzaron un llamado a pueblos, comunidades, barrios, colonias, familias y colectivos, a “procurarnos entre nosotros mismos la seguridad y la paz que gobiernos y delincuentes nos han arrebatado. Con autovigilancia y con autodefensa y autogestión de nuestros problemas, procurando en primer lugar que nadie se muera de hambre en nuestro barrio o nuestro pueblo y procurando resguardar a nuestros hijos y hermanos para que no se conviertan en carne de cañón, ya sea como policías o soldados o como sicarios y empleados de narcos”.
Para divulgar esta convocatoria, el doctor Jorge Alonso, investigador del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) occidente, leyó un pronunciamiento firmado por la Asamblea de Comuneros de Mezcala, el Grupo Libertario Solidaridad, el Colectivo Cuadernos de la Resistencia, la Brigada Callejera, el Colectivo Rebelión Cotidiana de Ciudad Guzmán, el Seminario Movimientos Sociales, Sujetos y Prácticas, el Centro de Reflexión Laboral (Cereal) y la Coalición de Ex Trabajadoras y Trabajadoras de la Industria Electrónica Nacional.
Tras hacer un diagnóstico con datos duros sobre los costos de la “guerra contra las drogas” en Jalisco (mil 73 asesinatos, 131 enfrentamientos entre fuerzas armadas oficiales y de la delincuencia, una impunidad de 97.9 por ciento en los delitos), los firmantes aseguraron que a esta violencia se suma la violencia ancestral y reciente que padecen los de abajo en Jalisco.
“Estamos hasta la madre porque esta guerra tiene otros propósitos. En primer lugar la batalla en contra de la delincuencia organizada fue lanzada para buscar la legitimación política de Calderón después del fraude electoral y de su imposición en el Ejecutivo federal en 2006. En segundo lugar, busca legitimar y normalizar la presencia del Ejército y de las fuerzas armadas en las calles y poblaciones del país, en abierta violación a las leyes mexicanas que señalan que el Ejército únicamente puede estar en las calles en periodo de excepción. El aumento de la criminalización de la protesta social es un tercer propósito de la farsa que se disfraza de “guerra contra las drogas”. En el sexenio de Calderón ha aumentado la represión en contra de activistas, militantes y personas que salen a defender sus derechos. El clima de ‘inseguridad permanente’ es usado y utilizado por los distintos gobiernos de todos los partidos para perseguir y reprimir activistas sociales. El cuarto propósito que identificamos en esta falsa guerra contra la delincuencia consiste en preparar el terreno para la creación del Estado de excepción con el pretexto de enfrentamientos o narcobloqueos. La complacencia y beneplácito del gobierno de Estados Unidos es un quinto propósito que identificamos en esta guerra de Calderón”, señala el pronunciamiento
El problema, señalaron, no es la delincuencia organizada, sino el capitalismo, que ensalza la búsqueda del poder y la riqueza: “ahora es más prestigioso ser narco de barrio y miembro de un cártel de la droga que un representante popular o incluso un maestro”.
Finalmente, aclararon que no participarán en la marcha del 8 de mayo –“lo que no implica que estemos en contra” – porque no buscan una interlocución con los gobiernos y los políticos: “de ellos no va a venir ninguna solución y creemos que nuestro trabajo debe ser en los barrios, con la gente de abajo”.
Fuente: La Jornada de Jalisco
No hay comentarios:
Publicar un comentario