Jueves, 20 de Enero de 2011 00:00
Escrito por La Jornada Morelos
El tema de la violencia y la inseguridad continúa poblando la agenda social y mediática. Mientras las ejecuciones continúan y las autoridades se entrelazan en dimes y diretes respecto a la responsabilidad de los hechos, la ciudadanía responde con iniciativas para llamar la atención sobre el estado de indefensión en el que la sociedad se encuentra frente a la llamada “guerra” contra la delincuencia.
En ese marco, el atentado sufrido por el alcalde de Temoac, Abraham Ortiz Rosales, que resultara muerto en una emboscada, plantea una terrible realidad: las autoridades constituidas están en estado de vulnerabilidad, imagine usted cómo está la ciudadanía, que no cuenta con guardias, armas o elementos para defenderse.
Hace unos días, el secretario de Gobierno, Óscar Sergio Hernández Benítez, informó que durante los días posteriores al asesinato del edil de Temoac, otros cinco alcaldes, al menos, recibieron amenazas contra su vida, aunque sólo quedaron en intentos de extorsión. Es lamentable la situación y sobre todo por la respuesta dada por las autoridades.
Ante el cuestionamiento, cómo está la seguridad de las autoridades, la Secretaría de Gobernación respondió que existe un protocolo de seguridad para las autoridades legalmente constituidas, sin embargo, en el marco que vive la entidad, han salido a la luz, omisiones de parte de las autoridades federales, locales y municipales, en relación a la seguridad personal de los mandatarios.
A un año de que inicie el proceso electoral 2012, en el que se renovarán los ayuntamientos, la Legislatura y la gubernatura del estado, es necesario incrementar los esfuerzos para garantizar la seguridad de las autoridades y por supuesto, de aquellos que se involucren en la elección: candidatos, líderes partidarios, autoridades electorales.
Mientras tanto, la sociedad debe insistir en la necesidad de detener esta guerra absurda que inició sin que se le consultara, pero sobre todo, que le ha resultado con efectos importantísimos en su desarrollo. Los más de 30 mil muertos hablan de la sangría humana y lo nebuloso de los objetivos de la guerra, constituyen la sangría social. Es necesario y urgente parar esta “guerra”.
Fuente: La Jornada de Morelos
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