sábado, 19 de diciembre de 2009

Nuevas incursiones militares en Puerto las Ollas y Chilpancingo

Lesionan a tres jóvenes durante una irrupción en casa de estudiantes de la capital


En la sierra secuestran y torturan a un campesino para interrogarlo, denuncia el Tadeco

CITLAL GILES Y MARGENA DE LA O

Por sexta ocasión este año, militares irrumpieron en Puerto las Ollas, municipio de Coyuca de Catalán, donde de manera violenta golpearon y secuestraron por varias horas al indígena Javier Tapia, además de allanar una vivienda donde sustrajeron alimentos y pertenencias. Mientras tanto, en Chilpancingo, se metieron por la fuerza a una casa de estudiantes, lesionaron a tres y destruyeron puertas y ventanas.

De acuerdo con el coordinador del Taller de Desarrollo Comunitario (Tadeco), Javier Monroy Hernández, cerca de las 2 de la mañana de este jueves un comando militar irrumpió de manera violenta en la casa de la señora Edith Ávila, donde mantuvo secuestrado a Javier Tapia, quien fue torturado a golpes para responder a un interrogatorio que le hicieron los soldados.

Denunció que mientras los soldados permanecieron en la casa de la señora Edith Ávila, se apropiaron de alimentos y de varias pertenencias, y al retirarse, que fue como a las 7 de la mañana, amenazaron con regresar.

Monroy Hernández comentó que ha habido una intensa movilización militar en los últimos días en esa parte de la sierra. En las acciones participan comandos a bordo de vehículos y sobrevuelos de avionetas y helicópteros.

Esta es la sexta incursión en Puerto Las Ollas en menos de seis meses. La primera ocurrió los primeros días de junio, cuando apoyados por grupos paramilitares, se apoderaron de todo el pueblo, golpeando lo mismo a mujeres que a niños.

“A partir de esa fecha, las incursiones han sucedido con acciones intimidatorias, saqueo, insultos y amenazas de muerte”, comentó Monroy Hernández. El coordinador del Tadeco recordó que el pasado 30 de octubre los paramilitares Simón Rodríguez Valencia, Israel, Antioquo, y Fredi Cortés Valencia; Aurelio y Ramón Valencia García, Leobardo, Ezequiel, Ismael y Rafael Peñafiel Valencia, que siempre acompañan a los soldados en las incursiones, mataron a los jóvenes Alejandro y Bertín García Cortes y Rogelio García Valdovinos.

Monroy Hernández alertó a la población y a las organizaciones sociales a estar atentos para proteger a las comunidades de la sierra, quienes siguen siendo víctimas de las agresiones y violaciones a sus derechos, para atemorizarlos y que los caciques de la región se queden con sus tierras.

Ante esto, el coordinador del Tadeco exigió la salida inmediata del Ejército de los pueblos y ciudades de Guerrero y que regresen a sus cuarteles; además de que se castigue a los militares culpables de violaciones de derechos humanos y se reparen los daños causados a comunidades, organizaciones sociales y familias.

“Que el Ejército se limite a cumplir únicamente con las facultades que tiene plenamente establecidas en la Constitución, evitando de esta manera la intervención y los abusos que hasta el momento ha realizado en las comunidades serranas, particularmente en Puerto las Ollas y Las Palancas”.

También demandó que se lleve a cabo una investigación pronta e imparcial de las violaciones cometidas por el Ejército, así como el que no se utilice el discurso de la lucha contra el narcotráfico para encubrir el hostigamiento contra las comunidades.

Buscan sicarios entre estudiantes

En Chilpancingo, unos 100 militares catearon durante la madrugada del jueves dos viviendas de la calle Xicoténcatl, en la colonia Obrera, una de ellas la casa de estudiantes universitarios mixta Francisco Villa, donde lesionaron a tres jóvenes y sometieron a otros 11. También destrozaron puertas y ventanas en busca de supuestos sicarios.

A eso de las 4 de la mañana, los soldados rodearon la estrecha calle y por la fuerza entraron a la casa rosada con el número 13-A, donde los jóvenes que estudian en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) dormían.

Los militares justificaron el cateo con una supuesta búsqueda de sicarios de Arturo Beltran Leyva el Jefe de jefes.

“Se escuchó y sintió como si estuviera temblando”, dijo Concepción Loma Tolentino, estudiante de Economía, cuando describió cómo vivieron el cateo en que también golpearon a mujeres.

Uno de los jóvenes que duerme en el primer piso de la casa de dos niveles fue el primero en ser sometido por los militares, quienes sin ninguna explicación entraron al resto de la casa, tiraron puertas, ventanas, muebles y pertenencias de los estudiantes.

“Nadie sabía qué pasaba –narró Concepción– ni la razón de su presencia. En la parte trasera, junto a la cisterna, golpeaban a otro de nuestros compañeros; a otro, en uno de los cuartos, le pisaron su pierna tan fuerte que ahora no puede caminar; los demás fuimos obligados a tirarnos al piso con las manos en la cabeza”.

Mencionó que en esos momentos, los jóvenes atemorizados les preguntaron a los militares la razón del supuesto cateo, ya que ni siquiera les mostraron alguna orden. Les respondieron: “las preguntas las hacemos nosotros, no ustedes”.

Román Rentería González, integrante del comité directivo de la casa de estudiantes, dijo que aún en el suelo, la mayoría de sus compañeros mostró las credenciales que los acreditaban como universitarios, sin embargo, siguieron moviendo y tirando su pertenencias.

Además, denunció que algunos ya no encontraron sus carteras y teléfonos celulares. En total los militares se llevaron mil 100 pesos.

Después de una hora de sometimiento, los soldados se disculparon con los jóvenes y aceptaron que había sido una confusión.

“Nos dijeron que venían buscando sicarios. Preguntaron que si habíamos visto las noticias de la noche, sobre el enfrentamiento entre la Marina y los Beltrán Leyva, y que por eso creyeron que algún grupo se había venido de Cuernavaca para Guerrero”, relató la joven estudiante.

Lo que preocupa a los estudiantes, señalaron, es que los militares, a pesar de disculparse y reconocer que eran estudiantes, les tomaron fotografías a todos, de frente y perfil. A algunos varones los obligaron a quitarse la camisa para que los retrataran.

Temen que esa situación pueda afectarles más adelante; creen que al tener todos sus datos podrían implicarlos en algún delito.

Por lo pronto, un representante de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos (Coddehum) visitó la casa de estudiantes y recogió la queja.

Durante la conferencia asistió un grupo de perredistas y moradores de otras casas de estudiantes, quienes le refrendaron su apoyo.

En la casa de enfrente

Al mismo tiempo que cateaban la casa de los universitarios, un contingente de uniformados también se introdujo de manera violenta en las oficinas del Comisariado de Bienes Comunales de Santiago Tlacotepec y anexos, municipio de Heliodoro Castillo, ubicadas frente a la casa estudiantil, y repitieron la acción.

Fuente: La Jornada de Guerrero
Difusión: Soberanía Popular

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