miércoles, 17 de junio de 2009

El Negro y Gabriela, idilio frenado por lucha para proteger los bosques

El joven fue encontrado muerto y torturado el 23 de mayo

Fuente: La Jornada de Guerrero



MARLEN CASTRO (enviada)

PETATLAN, 15 DE JUNIO. El Negro no era un García, pero creció como tal en Puerto Las Ollas, municipio de Coyuca de Catalán, de la región de la Tierra Caliente, entre los límites con este municipio de la Costa Grande, rodeado de un bosque tupido de elevados encinos.

Gabriela, una auténtica belleza serrana de 16 años, creció en la ranchería vecina, en medio de la violencia surgida desde que varias de las comunidades decidieron impedir la tala de sus bosques, tarea de concientización que iniciaron los García.

Haber crecido en esta familia marcó el destino final de El Negro y el drama personal de Gabriela.

A El Negro lo adoptó doña Amanda desde recién nacido, así que creció como uno de ellos, vivió como uno de ellos y murió como uno de ellos, con tan sólo 18 años de edad.

En este bosque de encinos, en lo más intrincado de la sierra guerrerense, inmerso siempre en una espesa niebla, los corazones deGabriela y El Negro se empataron. En medio de las más inciertas vicisitudes, se hicieron novios.

La lucha de los García por la defensa de los bosques que tiene a todos los hombres de esta familia, a parientes y amigos viviendo a salto de mata, los colocó en una lucha cruenta e infinita con el ganadero y maderero más poderoso de la región, Rogaciano Alba Alvarez, ubicado como un integrante del cártel del narcotraficante Joaquín el Chapo Guzmán, boletinado así por la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).

Aquí, no hay medias tintas. Si alguien está contra la tala de árboles, por extensión está contra Alba o al revés. Esta era la realidad de El Negro, a quien la muerte lo acechaba y no tardó mucho en llegar.

“Con tinta negra te escribo/ porque negra es mi suerte/ y en este verso te digo/que te amare hasta la muerte”, escribió el joven aGabriela días antes de salir a Petatlán a comprar, como cada semana, víveres para su familia. A pesar de vivir tan cerca uno del otro, la gran parte del noviazgo de los jóvenes fue un intercambio epistolar.

Amanda recuerda que el viernes 22 de mayo, El Negro bajó temprano a Petatlán y como otras veces, debía regresar antes del anochecer, pero eso no sucedió.

En Las Ollas lo esperaron todo el sábado sin resultados. Con los primeros minutos del domingo, doña Amanda acompañada de otras personas, bajó a Petatlán, donde encontró la noticia que tanto temía.

Desde el 23, pobladores de La Molonga encontraron el cadáver del joven con visibles huellas de tortura y un balazo en la sien. Había sido levantado el viernes.

En ese mismo camino, un día después, el domingo 24, encontraron calcinado a Alvaro Rosas Martínez adentro de un Tsuru, quien había desaparecido desde la noche del 29 de abril.

Los familiares de El Negro están convencidos que al joven lo mataron gatilleros de Alba.

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